Cuando niño ocurrió; me entere por prensa, televisión y comentario de los "viejos" de todos los sucesos del 27 de febrero. En mi infantil mente idealice el momento histórico, pensé que el pueblo se había sublevado por tener hambre, pero no solo hambre de "pan", si no hambre de espíritu. Quedaron en mi mente las imágenes de las fuerzas armadas "maltratando" al hombre de a pié, al policía disparando indiscriminadamente, veía un "gocho" (CAP) realizando cadena en radio y tv, y lo veía como el ogro, como el malo del cuento, el monstruo. Me identificaba con las protestas, en días previos, en contra del aumento de los pasajes estudiantiles. Cuando todo esto pasaba vivía en Maracay en el Hotel La Barraca, cerca de allí se encontraba un supermercado propiedad de un Lusitano, quien, decían los usuarios del abasto acaparaba los productos y mercancías de la cesta básica, para venderlos con sobreprecios.
Hubo una imagen que me afecto muchísimo, en la cual habían personas saqueando licorerías y de este lugar sacaban bebidas espirituosas, cajas de cervezas entre otras cosas, en mueblerías saqueaban televisores, colchones y electrodomésticos. Un choque de ideas se depositaron en mi pensamiento, que con el tiempo germinaron en conceptos mucho mas reales y menos emotivos.
En base a muchos de estos ideales, en el momento en que aparece en la palestra pública el Comandante Chavez, con su "por ahora" y con su figura un tanto llamativa e incitante a luchas igualitarias (siendo yo un clase media), y luego con su liberación de parte del gran político (no podríamos negarle sus méritos) Dr. Caldera, lo percibíamos como señal de nuevos tiempos y esperamos ansiosos para de manera democrática llevarle a las alturas del poder en busca de cambios y mejor fortuna para nuestra patria. Fué mi primer voto.
Hoy en día tengo una hipótesis que me llena de miedos, remordimientos y dudas. No sería mas bien que aquellos, que en un momento odiamos como figuras políticas del bipartidismo (AD-COPEI), mas bien sabían de lo que era capaz un pueblo sin cultura, hambriento y con tantas carencias intelectuales, y que a su vez es renuente por naturaleza a la elevación cultural, insisto a sabiendas de todas estas características del pueblo llano querían proteger un sistema el cual se trabajaba por la gente, para la gente pero sin la gente.
Entonces me pregunto, eran revolucionarios populares, sacudiéndose del peso generacional, eterno, de las clases media y alta, que desde la colonia les oprimía o simplemente ladrones, saqueadores y resentidos sociales. Si esto es así. Hemos vivido una gran mentira, QUE GRAN DECEPCIÓN.-
Valle de la Pascua, Domingo 17 de Febrero de 2013. Sección Opinión. Página 04, Año XII. Nº 4155. Diario Jornada |
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